Análisis de la Situación Política Nacional (Venezuela)
Un aporte de compañeros revolucionarios venezolanos y latinoaméricanos
Primera Parte: Diagnóstico y caracterización
Introducción:
Podemos afirmar que estamos
inmersos en un nuevo momento político, que se caracteriza por el repliegue del
movimiento de masas en contradicción con el anterior momento de ascenso
de luchas populares que hemos vivido ininterrumpidamente desde 1998. Una segunda
afirmación se sustenta en la pérdida de iniciativa política, particularmente
desde el 8 de diciembre del año 2012,
acompañada por la inexistencia de jerarquización y centralidad táctica,
así como por la ausencia de direccionalidad estratégica. La carencia de
conducción se manifiesta naturalmente, por la ausencia física del Comandante en
Jefe Hugo Chávez, cuya figura es irremplazable, sin embargo el denominado “alto
mando político” de la revolución, lejos está aún de configurarse en un espacio
de dirección que pueda darle estabilidad al proceso revolucionario y
gobernabilidad a la Venezuela bolivariana. Este escenario ha permitido que la
contrarrevolución a pesar de sus carencias de dirección y conducción, sostenga
una fuerte base de apoyo social que se mantiene al acecho, esperando que el
desgaste del gobierno bolivariano acarree mansamente aguas a sus molinos.
Los planes del Imperio y sus
cipayos locales han centrado su campaña en un espacio temporal mediano, que
busca ante todo liquidar el proyecto histórico que encarna la Revolución
bolivariana, colocando ante el sentido común, la inviabilidad del mismo, de sus
potencialidades, debido a los males que lleva en sus entrañas. El objetivo
enemigo es inviabilizar al Socialismo bolivariano, presentándolo como una
propuesta anacrónica e incapaz de satisfacer las necesidades de la población.
La ineficiencia, la ineficacia, el burocratismo, la corrupción, son conceptos
que se instalan como inherentes a este “socialismo” y se expresan
cotidianamente con los desastrosos efectos del sistemático ataque económico que
golpea el día a día de los venezolanos, principalmente de sus sectores
populares y medios bajos.
Sumado a este ataque, la
incapacidad gubernamental de enfrentar con medidas progresistas y
revolucionarias dicha agresión, han redundado en la generación de una “crisis”
de profundo impacto, a pesar de que las condiciones macroeconómicas no son
angustiosas, ni en extremo desfavorables.
Tal como sucedió en febrero
pasado, en la devaluación, el gobierno se ha dejado acorralar y responde
defensivamente con medidas improvisadas y hasta ahora de claro contenido
monetarista.
Son los efectos de los problemas
cotidianos los que han disparado los elevados grados de desgaste y resignación
que se observan en la base social chavista. Cuando lo cotidiano impide
visualizar un futuro promisorio, cuando las expectativas y la pasión se
suplantan por el trajinar del día a día, es cuando el estancamiento se
convierte en retroceso y el protagonismo da espacios a la pasividad y el repliegue.
En resumen, sustentamos la tesis
de que la Revolución bolivariana vive sus días más aciagos, más riesgosos y se
encuentra entrampado en una situación de defensiva estratégica, de la cual debe
salir necesariamente retomando la iniciativa, profundizando y radicalizando sus
contenidos y formas para poder avanzar en la ejecución de los elementos
sustentados por el Comandante en Jefe Hugo Chávez en el Plan de la Patria
2013-2019.
El campo económico-social
como escenario de la batalla decisiva:
El Comandante en Jefe Hugo
Chávez decía siempre que él se sentía cómodo en la contraofensiva, así hizo de
la misma un arte táctico y estratégico. Un claro ejemplo de ello fue la
respuesta al golpe de estado de abril del 2002, que le permitió avanzar en la
profundización de la transformación de la FANB y ocupar colinas dentro del
poder del Estado que aún estaban en manos de la contrarrevolución. Ante el
sabotaje petrolero y alimentario de diciembre del 2002 y enero del 2003, se
pasó al control de la industria petrolera y nació Mercal; ante el referéndum
aprobatorio, se impulsaron con fuerza y decisión las misiones sociales; ante la
derrota de la reforma constitucional en el año 2007, se impuso la habilitante y
con ella efectivos mecanismos de transformación legales y constitucionales.
Siempre se analizó la estrategia enemiga, se descubrieron sus fortalezas,
sus debilidades y se contraatacó con el esfuerzo concentrado en una clara
dirección principal.
Durante este año, al gobierno
bolivariano le ha sido sumamente difícil entender, que es este
el campo acertadamente elegido por los enemigos de la Revolución
bolivariana para ejecutar la primera fase de su Plan de ataque.
Decía el Comandante Fidel Castro
hace unos años, que el Imperio actúa como la barracuda, aquel agresivo y
peligroso pez del Caribe. El, como buen aficionado a la pesca submarina,
explicaba que cuando uno se encuentra con la barracuda bajo el mar, no puede
darle la espalda, no puede huirle, de lo contrario la barracuda arremete y
destroza. Que es imprescindible encararla y desafiarla para que ella decida no
atacar. Sólo así ella es la que huye. El hacía la analogía entre la barracuda y
el Imperio. Podemos llevar esa reflexión a nuestra pequeña realidad. Cuando el
ataque económico buscó acorralar a la Revolución bolivariana a comienzos de
año, el gobierno mostró el bojote (falta de claridad y disparidad de
intereses), replegándose y adoptando las medidas económicas que buscaban los
sectores políticos y económicos, principalmente la burguesía financiera (capital
industrial y capital bancario) que se escondían tras dicha agresión, el efecto
inmediato fue la devaluación monetaria y una serie de decisiones regresivas
tomadas a poco más de un mes de las elecciones presidenciales.
Cuando el flujo de caja se veía
afectado, el Presidente Hugo Chávez tomaba medidas similares, sin embargo,
compensaba con el aumento salarial, la ampliación de las misiones, los
subsidios y el control de precios en aras de no afectar a los sectores
sociales más vulnerables, que son de hecho la base social principal que
sustenta a la Revolución bolivariana.
Ante la devaluación de febrero y
la falta de control estatal evidente, el enemigo arreció la ofensiva económica,
se envalentonó y nos ha llevado ante un nuevo cerco que pretende lograr
mediante el incesante acoso al Bolívar, una nueva devaluación en clara
dirección a la dolarización formal de la economía, así como a una serie de
medidas que no sólo afectan, tal como la inflación, al poder adquisitivo de los
trabajadores, sino que ahora van más allá y procuran someter el primer objetivo
histórico del Plan de la Patria, el de la independencia y la soberanía
nacional.
Efectivamente, diversos sectores
de gobierno sostienen la idea de emprender el endeudamiento externo con la
banca de inversión (Bank of America, JP Morgan o Creditte Suisse) e incluso con
organismos como el FMI o el Banco Mundial. El Comandante en Jefe Hugo Chávez
rompió clara y abiertamente con la dependencia económico-financiera de
Venezuela con estas entidades y organismos que ejercen una dominación
neocolonial sobre los países históricamente dependientes, entendiendo
claramente que la independencia y la soberanía, no son más que consignas vacías
si es que nuestras naciones no se liberan del yugo financiero. Por lo tanto sería
no sólo un retroceso, sino que representaría un claro viraje político a la
derecha, si estas propuestas y medidas llegaran a aplicarse. “la política es la
concentración de la economía” decía Carlos Marx, y ciertamente, el
gatopardismo, el oportunismo pueden intentar engañar con un discurso político
“de izquierda”, pero será su política económica quien devele sus verdaderas
esencias.
Sin duda que los problemas
estructurales de nuestra economía se encuentran en el agotamiento del rentismo
petrolero, en la cualidad primario exportadora de nuestro patrón de
acumulación, en la incapacidad que ha tenido la V República en avanzar en el
impulso de una economía productiva y diversificada. El Comandante Hugo Chávez
estaba muy claro que la renta petrolera era incapaz de por sí, de sustentar el
pago de la enorme deuda social heredada, menos podría afirmarse que la
transición al socialismo pudiera encararse desde este punto de partida, por
ello emprendió una batalla inicial en función de fortalecer la OPEP y elevar sustantivamente
los precios de los hidrocarburos, pero delineando siempre la necesidad de la
industrialización y del desarrollo tecnológico para construir una base
económica sólida en la Venezuela independiente que él fue dibujando.
Al mismo tiempo se fue abordando
la necesidad de lograr la soberanía alimentaria como mecanismo primario para el
logro y consolidación de dicha independencia. Hasta los momentos los avances en
estas dos direcciones estratégicas han sido limitados e insuficientes. Es el
propio Estado, el viejo Estado oligárquico-burgués que predomina, el que ha
frenado las posibilidades de materialización de ambos campos. Paradójicamente
cualquier intento de avanzar en la profundización de las medidas soberanas es
saboteado por la cultura y funcionamiento de un Estado atrofiado que sólo
permite el libre flujo de la especulación financiera, del parasitismo
rentístico y de las importaciones como medio de reproducción del capital. Es
por ello que el Comandante en Jefe Hugo Chávez remarcó con tanto énfasis en el
Plan de la Patria 2013-2019 la necesidad de emprender el camino de este viejo
Estado oligárquico-burgués a uno comunal, como senda de transición al
socialismo.
Veamos algunas cifras, la
inflación hasta el mes de agosto llegaba al 32,9%, la inflación anualizada al
45%. El desempleo está en 7,8%, el dólar paralelo en 45 BF. Este último es el
que rige los precios en el mercado interno, a pesar de un 92% de las
importaciones se realizan con la tasa oficial de 6,30 BF. Es decir, que a pesar
del aumento decretado para este año, el salario real de los trabajadores
manuales e intelectuales se despreciará en más de un 25%, proyectando la
inflación de este año en torno al 50%.
La fuga de divisas que ha
experimentado el país puede calcularse en torno a los 150 mil millones de
dólares desde que se impuso el control cambiario y sólo la estafa del Sitme
llega a la astronómica cifra de 20 mil millones de dólares, lo que representa
dos veces las pérdidas que provocó el sabotaje petrolero en el año 2002-2003. ¿Dónde
están los responsables? ¿Quiénes son los que han saqueado las arcas de la
nación? ¿Quiénes son sus cómplices y protectores? ¿Tenemos que preguntarle a
Venacham?
La deuda externa llega a
los US 110 mil millones que sumadas a la que mantiene PDVSA y el sector privado
supera los US 200 mil, representando cerca del 60% del PIB. Sin embargo, el
gobierno mantiene activos fuera de Venezuela por sobre los 120 mil millones de
dólares, lo que le permite tener un importante respaldo y posibilidades de
manejo financiero flexibles. Sólo basta mencionar que el superávit en la cuenta
corriente llegó a más de 11 mil millones de dólares el año 2012. Que el
crecimiento el segundo trimestre del 2013 llegó al 2,6 %, entonces con estos
números, cómo se justifica la “crisis”.
La banca ha tenido este año
ganancias superiores a los 19 mil millones de bolívares, ¿por qué no se ejerce
control sobre sus cuentas, clientes y se les permite impunemente ser los
grandes jugadores en el negocio del dólar paralelo? ¿Cómo y porqué el Banco
Occidental de Descuento ahora fusionando a Corpbanca se ha convertido en un
superbanco y su dueño Victor Vargas Irausquín en uno de los hombres más ricos
del continente? Banco Fondo Común, 100% Banco son abiertamente operadores del
mercado paralelo, Banesco se internacionaliza y el Provincial “repatria” sus
dólares hacia España, sin cumplir siquiera con la cartera agrícola, ni la
habitacional, manteniendo de paso, con la complicidad del Ministerio del
Trabajo una enorme deuda con trabajadores y sindicalistas despedidos. El Banco
Venezolano de Crédito y su dueño López Mendoza no sólo está también en la
jugada, sino que además conspira abiertamente con los sectores más rancios de
la contrarrevolución. Al parecer la consigna que impera en el gobierno es que a
los banqueros, “ni con el pétalo de una rosa”. Ellos conspiran, saquean,
infringen las leyes, sin embargo caminan libres y tranquilos fuera de todo
control estatal.
En cuanto al tema del dólar
paralelo es fundamental comprender el papel que juega PDVSA en este siniestro
mundo especulativo. Esto no es nuevo, viene de la IV República, ya entonces se
liquidaban divisas en el llamado mercado paralelo para con menos dólares
“aportar” más bolívares a la economía nacional. Esto que en algún momento de
falta de caja pudo tomarse como medida extrema, se ha convertido en un
suculento negocio que le permite a la principal empresa del Estado cubrir el
gasto social con menos dólares que los que tendría que transar si lo hiciera a
través del Banco Central de Venezuela. Este es un mecanismo perverso, que si
bien cumple con el objetivo de cubrir el gasto, al mismo tiempo actúa como
agente distorsionador de la economía, impactando en la inflación y en la propia
devaluación del BF. Es además con la banca privada que PDVSA realiza dichas
transacciones. He allí alguna de las causas que explican la delicadeza con que
se trata a este sector de la burguesía.
Pero analicemos otras “perlas”
en el manejo de la “crisis” que se está construyendo artificialmente. En el mes
de mayo de este año el Ministro del Poder Popular para el Comercio
Ricardo Fleming, anunciaba que en 30 días se resolvería y se saturaría el
mercado con el abastecimiento del papel “tualé”, estamos a fines de septiembre
y el papel higiénico sigue siendo un drama. En el mes de Julio el Ministro
Osorio, de Alimentación, anunciaba que en 45 días se estabilizaría la
distribución de alimentos en todo el país, pasamos la fecha y la situación
sigue siendo de incertidumbre y escasez. El problema de fondo no está en la voluntad
de los Ministros, ni en sus buenas intenciones, sino en un gobierno que no
funciona, y si lo hace es parcializadamente, sin planificación, sin
coordinación, menos control y evaluación.
Es importante destacar algunos
detalles de lo que se da en llamar desabastecimiento, especulación, escasez.
¿Cómo se explica que en los grandes y medianos comercios del este de Caracas,
del norte de Valencia y en general en los sectores pudientes, la escasez sea
imperceptible? ¿Por qué está enormemente acentuada en los sectores medios,
medios bajos y populares? ¿No hay organismo del estado que verifique y denuncie
esto? ¿No hay medio de comunicación público o privado que lo resalte?
¿Cómo justificamos que en los
supermercados del Estado sólo funcione un pequeño grupo de cajeros con colas
inmensas de clientes? ¿Cómo es posible tanta indolencia que ante colas y colas
de pueblo, no funcionen todas las cajas y que se someta a nuestro pueblo a un
inclemente sol o lluvia? ¿No hay toldos? ¿No hay dinero para cajeros o cajeras?
¿Por qué tanto maltrato a nuestro Pueblo, si contamos con todos los recursos e
instituciones del Estado? ¿Al mismo Pueblo que convocamos ser fiel y
disciplinado con la Revolución bolivariana?
Tomemos otro ejemplo, la
evidente ampliación de los derechos económicos y sociales del pueblo han
permitido elevar los pensionados a cerca de dos millones de afiliados, de los
poco más de 300 mil que había hace 14 años. Estos ahora no sólo cobran pensión
equivalente al sueldo mínimo, sino que reciben su tarjeta de débito que
dignifica y evita el tedioso trámite de los cheques. Pero con un país cada vez
más bancarizado con millones de ciudadanos que ahora gozan de lo que antes era
un privilegio para las clases medias y los ricos, ¿a nadie se le ha ocurrido
multiplicar los cajeros automáticos? Ahora, hasta allí las colas son
interminables. ¿Cuánto le costaría al Estado venezolano importar cajeros y
colocarlos hasta en las estaciones de metro, por ejemplo en Caracas, Valencia o
Maracaibo?
Sucede
que la burocracia estatal, gubernamental y política no vive la realidad de lo
cotidiano. No tiene idea de la odisea que representa conseguir una bombona de
gas en un país rico en hidrocarburos, no anda en buseta, no agarra el metro, no
compra en la bodega, en Mercal, en el Bicentenario o en el mercado. Tienen
escoltas, gente que hace mercado por ellos, no frecuentan siquiera sitios de
recreación comunes y silvestres. Ha perdido sus vínculos sociales y se rodea de
“otros” burócratas, por lo cual su percepción de la realidad está intermediada.
Hay altos grados de enajenación en su praxis diaria. Más que una crítica
estamos constatando una dura e innegable realidad, que dificulta la comprensión
de los problemas corrientes que vive nuestro pueblo.
Entre otras cosas, por las
anteriormente explicitadas, sesudos analistas y consultores del gobierno nos
hablan de que es un proceso irreversible el revolucionario, que hay que confiar
en el acumulado que nos legó nuestro Comandante en Jefe. ¿Es que el amor, la
pasión, la identidad colectiva, el liderazgo, no son construcciones sociales
que emergen del día a día, y que además deben ser recíprocas?
El efecto de esta realidad es
demoledor, no sólo por el desabastecimiento, por la escasez, por el
acaparamiento, el contrabando, el mal funcionamiento de los servicios básicos,
como la electricidad, las dificultades en la atención en salud, la corrupción y la impunidad, sino por la
pérdida gigantesca de credibilidad de un gobierno que no asume que está en
período de evaluación constante por parte de la población, y principalmente por
la enorme base popular chavista, que asumió críticamente o no, pero
disciplinadamente las directrices del Comandante en Jefe, de votar por Nicolás
Maduro y serle fiel al legado del gigante de Sabaneta. No basta con
autocalificarse como “los hijos de Chávez”, los hijos de Chávez están regados
por toda Venezuela, por Nuestra América y el Mundo, son los pobres que se
echaron a andar, que asumieron la conciencia política de ser protagonistas de
su destino, que en el día a día construyen patria sin alardes y sin
privilegios. La patente, la propiedad intelectual de Hugo Chávez, no es
patrimonio de ningún funcionario, es toda popular, la tiene el Chavismo que es
la identidad revolucionaria del socialismo bolivariano. Este Pueblo chavista de
paso, no extiende cheques en blanco, no es de suponer que los altos
niveles de conciencia política que ha alcanzado nuestro pueblo sean garantía de
“irreversibilidad” del proceso. Nos colocan eso sí, ante la convicción que esas
enormes fuerzas morales, ideológicas, sociales pueden y deben ser actores
políticos principales en estas horas que reclaman rectificación, profundización
y radicalización democrática de la Revolución bolivariana.
Dentro de las debilidades en la
gobernabilidad que exponemos otra se refiere a la horizontalización de los
esfuerzos, que tiende a diluir el potencial de activación de las
políticas trazadas, por ejemplo Patria Segura, Gobierno de Calle, Comunas, Gran
Misión Vivienda Venezuela, sin descubrir un eje central, un objetivo principal
que destaque y articule el resto en torno suyo. Al respecto es necesario
revisar algunas de ellas.
Acerca de la corrupción y la
ley habilitante…
Creemos que este es un tema de profundo
impacto social, que debe ser correctamente abordado. Habría que hacerse una
primera pregunta, ¿por qué el Cdte. Hugo Chávez no emprendió esta batalla hasta
llegar al fondo? ¿No comprendía el peligro que entrañaban los altos grados de
corrupción existentes? Estamos ciertos que si los valoraba en toda su extensión
y profundidad, pero también comprendía que no era un tema que debiera abordarse
con voluntarismo.
El drama de la corrupción es de
orden estructural. Tiene que ver no con una “cultura” maligna inherente al
venezolano, sino que es producto de un modelo económico y de un sistema
político. Mientras las causas estructurales no se aborden desde sus bases, por
más escándalos públicos que estallen, por más corruptos que terminen en la
cárcel, el fenómeno estará latente y será por ende parte un mal endémico en la
realidad del país. Es el rentismo el que ha generado la cultura de “el que no
roba es pendejo”, el de “no me des, ponme donde haiga”. Sucede que emprender
una cruzada que ponga a la corrupción como centro de su accionar político
resulta ser un arma en extremo peligrosa. De no lograr los resultados que se
proponen y en los cuales la población pudiese generarse expectativas, la
credibilidad de nuestra propuesta política pudiera sufrir graves consecuencias
en cuanto su legitimidad. Esto no quiere decir que no haya que denunciar y
combatir la corrupción con mano de hierro, sino que abordar este combate de
carácter estratégico de forma planificada y racional. La impunidad, el tráfico
de influencias, la debilidad del poder judicial y la falta de control sobre la
economía como de las instituciones estatales, hacen que la lucha contra la
corrupción deba ser asumida como un proceso de largo aliento, cuyas bases
estructurales deben ser removidas al calor del tránsito del viejo Estado
oligárquico-burgués al nuevo Estado comunal. Es una batalla de profundas
implicancias ideológicas y por tanto culturales, que requiere la elevación de
la conciencia social e individual para comprender la esencia de la corrupción y
los daños que ella genera no sólo sobre los recursos que pertenecen a todos los
venezolanos, sino que sus efectos resquebrajan la construcción del sujeto
social y del sujeto político que deben ser la vanguardia del proceso de cambios
radical y antagónico al capitalismo que lleva consigo la Revolución
bolivariana. Uno de los elementos a considerar en esta batalla, pasa por
reconocer que al ser el Estado el principal generador de recursos, ya es éste
quien captura y distribuye la renta petrolera, es en su seno donde la
corrupción encuentra las condiciones ambientales más propicias para su génesis
y desarrollo. Es por tanto imprescindible combatir la corrupción donde se
encuentre e identificar a los agentes políticos y económicos de la
contrarrevolución que viven y conspiran valiéndose de este mal, pero
conscientes que es en las esferas del Estado y en sus espacios de influencia
donde este fenómeno surge y se expande.
La solución es por tanto
estratégica y si se decide avanzar por este camino, es de vital importancia
entender sus tiempos y formas, comprendiendo que optamos por atacar un fenómeno
que puede provocar, tensiones, fricciones y rupturas incluso dentro del bloque
de fuerzas políticas afines al proceso y que los resultados de este
emprendimiento serán visibles al largo plazo, lo que requiere que esta ofensiva
no pierda la decisión ni el ímpetu por complejas que se expresen las
circunstancias a enfrentar, de lo contrario serán mayores las desilusiones, la
frustración y los efectos políticos negativos para el campo popular y
para los objetivos trazados.
Patria Segura y el tema de la
seguridad ciudadana
El problema de la inseguridad
sigue afectando gravemente la vida cotidiana del pueblo venezolano. Creemos que
las respuestas ahora implementadas desde el gobierno son insuficientes y
esencialmente policiales. Ello devela la incomprensión de la profundidad de
esta problemática, de sus causas y características fundamentales. Creemos que
la delincuencia social existente responde a planes muy bien concebidos por los
enemigos estratégicos de la Revolución bolivariana. El narcotráfico y su
masificación en Venezuela es producto de un trabajo de implantación en los
territorios populares, en aquellos bastiones que son la base social principal
del chavismo. Colombia como exportador de marihuana, cocaína y heroína, ha sido
la plataforma desde la cual se ha ejecutado este plan de infiltración. Mucha
droga y barata en sus inicios, mercado negro masivo de armas, compra y
corrupción de funcionarios públicos venezolanos han sido herramientas usadas
para lograr tales fines. Una oleada migratoria compuesta por “desmovilizados”
del paramilitarismo y el narcotráfico neogranadino han acompañados estos
movimientos sediciosos.
Sin negar las implicancias
económico-financieras que generan y se esconden tras el narcotráfico, que mueve
cifras cercanas a la industria farmacéutica y que superan con creces los
500 mil millones de dólares anuales, podemos afirmar que responde al mismo
tiempo a una estrategia contrainsurgente que busca fragmentar al tejido social
potencialmente revolucionario, distraerlo de la conciencia y de la acción
política instalando en su seno una escala de valores altamente capitalista,
basada en el individualismo y el egoísmo. De alguna manera se le “ofrece” a los
pobres, el acceso al consumo publicitado, a los cánones del éxito (carros,
mujeres, joyas, lujo y “vidaloca”) mediante el uso de la violencia y el
narcotráfico. Así, los pobres se matan entre sí (control demográfico), compiten
y se aniquilan, mientras desde afuera se criminaliza la pobreza asociando a los
cerros y barrios, con choros y malandros.
La falta de Estado en Venezuela
ha permitido que la violencia social se masifique aceleradamente. Que la
violencia armada y el narcotráfico se desplacen por todo el territorio
nacional, construyendo miles de pequeñas zonas de alto conflicto, donde las
bandas se apoderan del territorio y de la gente. Estas bandas se modernizan y
extienden sus formas de acumulación abarcando desde el microtráfico, hasta el
cobro de vacunas, secuestros, la venta de cupos de empleo, organización de
sindicatos para estos fines, incluyendo el prestamismo, la prostitución y el
juego. Los penales se han transformado en centros de dirección del delito, con
“comisionados” externos que se encargan de representar los intereses de los
pram y ampliar los negocios a la contrata de sus cooperativas y empresas de
variado orden.
Todo ello facilitado por los
altos grados de descomposición de las fuerzas policiales, principalmente del
CICPC que no sólo conviven y cohabitan con la delincuencia organizada, sino que
en muchos casos comparten negocios e información. La corrupción del poder
judicial es otro factor que alienta la expansión de la delincuencia organizada,
todo juez tiene su precio y cada delito u acción judicial su respectiva tarifa.
La complejidad del entramado delincuencial, y por sobre todo la necesidad de
reconocer el grado de penetración que existe en las esferas estatales y
públicas, dificultan su abordaje a fondo. Se requiere de una enorme voluntad
política, de férrea decisión y de una profunda reingeniería del Estado, para
enfrentar con éxito este fenómeno que amenaza gravemente la soberanía nacional
y popular, que amenaza la esencia de la nación venezolana.
Creemos que el abordaje debe
hacerse desde el impulso radical y total del poder popular. Son las comunas y
los consejos comunales, es el pueblo organizado con fuerza material el que
puede y debe enfrentar la superación de la delincuencia social. Si el poder
popular adolece de autonomía económico-productiva, se convierte en un ente
meramente receptor de la renta petrolera, al mismo tiempo, sino tiene capacidad
de defensa, será presa del “poder” de quienes tienen las armas, aquellos que le
vacunan hasta el 30% a los proyectos de los consejos comunales, de aquellos que
venden los cupos de empleo o de quienes aterrorizan a los vecinos en el barrio.
Si hablamos de una doctrina de
defensa que se basa en la “Guerra de Todo el Pueblo” y convocamos a ese pueblo
a estar en disposición combativa para enfrentar la agresión imperial o la
ofensiva contrarrevolucionaria, debemos confiar también que será mediante la
Guerra de Todo el Pueblo que el problema de la delincuencia puede y debe ser
enfrentado. No nos referimos a una acción militar pueblo contra pueblo, no
hablamos de una guerra fratricida, sino de la cualidad disuasiva del Poder
Popular. Esto no niega el papel del Estado, el rol de las fuerzas policiales,
la coerción y represión necesaria del delito, pero desde un nuevo enfoque que
salga de las respuestas represivas tradicionales de los Estados burgueses. Las
alcabalas pueden generar algún grado de mejora en la “sensación de seguridad”,
la masiva presencia policial puede incluso amortizar ciertos delitos, pero el
problema de fondo sigue allí y se encuentra en la profundidad de los
territorios populares. No hay solución con planes tipo “madrugonazo”, ni
tampoco con “limpieza social”, eso genera mayores grados de rechazo y odio
social, criminaliza de hecho a los pobres y políticamente deslegitima a la revolución
bolivariana como opción antagónica al Estado capitalista excluyente y
represivo.
Algunas acciones políticas
que generan dudas y molestias…
El arte de la Revolución es el
de sumar fuerzas, se trata de construir un Bloque Histórico de mayorías, pero
para ello hay que consolidar y elevar permanentemente el grado de conciencia,
la moral y la organización de sus bases fundamentales, de su fuerza motriz y de
su fuerza dirigente. Esto quiere decir, que la acumulación y construcción de
fuerzas no es un proceso lineal menos irreversible. Que la lucha de clases
funciona en ambas direcciones y que el enemigo, la contrarrevolución también
trabaja a diario para expandir sus fuerzas. El discurso de estos siempre tiende
a consolidar a sus huestes, las intenta moralizar y generar expectativas, luego
de ello construye un discurso hacia lo que ellos denominan chavismo
desilusionado.
En las filas bolivarianas,
principalmente las “oficialistas” se irradia un discurso hacia las capas medias
e incluso cada vez con mayor frecuencia hacia los sectores empresariales
en aras de lograr ciertos “compromisos” de gobernabilidad. Se apela al carácter
productivo y honesto de quienes han conspirado sin parar desde 1999. Se le
facilitan los trámites de importación: el compañero Presidente y el Ejecutivo
se reúnen con los gremios, sin atender primero o al menos paralelamente a las
organizaciones políticas, sociales y reivindicativas del chavismo. ¿Cómo
repercute eso en el seno de las bases populares chavistas? ¿Cómo se perciben
estos mensajes? Pareciera ser que los compañeros del alto mando político
suponen que el chavismo es una masa compacta, que ya sea por lealtad o por una
consciencia abstracta deben obediencia a quienes gobiernan. Que de números se
trata y por lo tanto que los beneficiarios del pago de la deuda social son una
base de apoyo inamovible, que el chavismo como identidad colectiva debe ser
incondicional y comprensivo. La realidad dista mucho de ello. El pueblo
chavista requiere recomponer y construir una nueva relación política, pero
también afectiva con la dirigencia formal del proceso. Ello requiere de
voluntad y decisiones que impacten y conmuevan, que legitimen y estrechen los
vínculos subjetivos. La pelota está en la cancha de la dirección y hasta ahora
está en deuda.
En este mismo sentido,
evidenciamos ciertas fallas y errores que son necesarios revisar y corregir.
Uno de ellos es la sobreexposición mediática del compañero Presidente Nicolás
Maduro. Es importante resituar su figura pública, dando paso a mayor planificación
y metodología evitando la improvisación y el tareísmo. El compañero Presidente
ha dicho que él no es Chávez y sin duda que no hay otro Chávez, no sólo por la
genialidad de estadista y estratega, sino incluso en su rol de
comunicador y maestro. El compañero Nicolás tiene que construir su propia
figura, destacar sus talentos que son inherentes a la personalidad de cada
quien, porque inevitablemente nuestro Pueblo caerá en la comparación, fueron 14
años conviviendo con el Comandante y su referencia gigante estará siempre
presente en el sentido común de los venezolanos. Tenemos que acostumbrarnos a
otro tipo de liderazgo y este se construye con paciencia y cultivándolo, pero
hay que evitar que se interprete lo nuevo, como una mala copia de algo que no podrá
ser igualado.
De otra parte es importante usar
la información y la inteligencia de manera asertiva. Queramos o no, las
denuncias de magnicidio como otras actividades conspirativas de la
contrarrevolución se han banalizado. Nosotros sabemos a ciencia cierta que el
Imperio y sus fuerzas cipayas juegan con las dos manos. Que al menor descuido y
si la situación lo amerita no les faltará decisión para realizar atentados,
sabotajes o cualquier acción violenta y desestabilizadora. Sin embargo, para
que nuestro Pueblo suba las alertas, para que cada denuncia permita elevar los
grados en la disposición combativa deben comunicarse de manera creíble y en el
momento oportuno. De lo contrario se produce incredulidad, pasividad y se
menosprecian los riesgos reales que nos acechan. Hay mucho que aprender y
rectificar al respecto, más en una coyuntura que se avecina tensa y en la cual
las actividades sediciosas tenderán a incrementarse.
Por último es necesario
mencionar el caso del compatriota vasco Asier Guridi. Toca preguntarse a que se
debe la operación conjunta entre el Sebin y organismos de inteligencia
españoles y franceses. ¿Por qué la información sale publicada antes en España
que en Venezuela? ¿Volvió la inteligencia española al Sebin? ¿Los agentes de
Mariano Rajoy y del Partido Popular, los mismos que acurrucan a Primero
Justicia y el toñeco Julio Borges ahora campean por nuestros territorios? ¿Es
un favor al Banco Provincial-BBVA y a Repsol? ¿O es una provocación interna
para afectar la relación de las bases populares chavistas con el gobierno?
Recordemos el caso del compañero Joaquín Pérez Becerra y la inexcusable
actuación del gobierno bolivariano deportándolo a Colombia, cuando tenía tantas
posibilidades de maniobra que no afectaran su prestigio y legitimidad (como
devolverlo a Suecia cuya nacionalidad ostenta). O el caso del encarcelado
cantante revolucionario Julián Conrado. Pareciera que los artistas del desastre
están inspirados. En un momento en que la Unidad Nacional se hace
imprescindible y para ello la Unidad sin cortapisas del chavismo es esencial,
se procede con actuaciones francamente saboteadoras y divisionistas. Detener a
un luchador vasco radicado hace años en Venezuela, en un contexto de
negociaciones de paz, en los cuales ETA no sólo ha declarado el cese del fuego
permanente, sino que se apresta a entregar las armas, sólo denota la torpeza de
nuestros funcionarios que hacen el papel de tontos útiles ante un estado como
el español que se observa ante el abismo de la desintegración territorial y se
niega comprender el derecho a la autodeterminación de los pueblos, que se opone
a la paz, que sigue aferrado a un rey y un trono que como España se descompone
ante el paso inevitable de la historia.
Sobre el ámbito de la
política...
El liderazgo no se hereda, se
construye. Nicolás Maduro, nuestro compañero Presidente está en la encrucijada
histórica, que estamos seguros que él no buscó, de encauzar el legado de Chávez
hacia su concreción, su profundización y su consolidación o ser figura visible
de su derrota. Este pueblo es hoy día un Pueblo alfabetizado ideológica y
políticamente, crítico, pero por sobre todo digno. La dignidad se eleva como
una bandera patria que se ha hecho identidad colectiva.
Sobre esta base es que hay
enfocar la política, es decir procurando que el protagonismo popular una vez
más emerja como la fuerza fundamental del proceso revolucionario bolivariano.
Esta reconducción de las formas de hacer política implica que tener precisión
sobre el estado real de las fuerzas populares.
Hasta los momentos la dirección
formal del proceso no ha logrado cerrar las brechas que le separan del pueblo
organizado. Esto debido a la esencia superestructural de los lineamientos
políticos, ya que las formas principales no se suceden a través del papel protagónico
de los partidos afines a la revolución bolivariana, que existen principalmente
como maquinarias de corte electoral, sino que son los medios de comunicación
quienes cumplen el rol de voceros de las políticas a implementar. El Comandante
en Jefe Hugo Chávez cumplía ese rol, era no sólo el estratega y conductor
magistral, era también el vehículo que llevaba la política a la base popular.
Era el elemento cohesionador de la unidad nacional, ahora gravemente lesionada.
El Comandante trató infructuosamente de avanzar en la construcción de un
partido de vanguardia que representara política y organizacionalmente el
proyecto histórico chavista, cometió el error de presuponer que las condiciones
subjetivas estaban dadas y ello trajo como resultado un rudo ataque y exclusión
de la diversidad revolucionaria que aún no puede superarse. La tarea sigue
estando pendiente, la construcción de una dirección de vanguardia, colectiva y
por tanto diversa debe ser un esfuerzo central e inaplazable, aunque por ahora
luzca como una ilusión deseada. En nada ayuda a la realización de esta tarea
histórica, las formas en cómo se asumió la campaña electoral municipal y la
designación de los candidatos. Una vez más se impuso el autoritarismo que en
vez de legitimar el instrumento político, de hacerlo más democrático y popular,
lo que anuncia es un futuro de declive que parece insuperable. En este plano
hemos sufrido un rotundo y contundente retroceso. La ampliación de los derechos
políticos del pueblo había sido una constante desde 1999. Cada vez más y mayor
democracia, cada vez más participación, acción constituyente por parte del
pueblo chavista que asumía en el protagonismo una bandera de lucha identitaria
y emancipadora. Se convoca a las bases del PSUV a proponer y elegir candidatos
en unas elecciones primarias realizadas con todos los defectos sabidos en el
mes de febrero, para luego torcer la voluntad popular mediante designaciones a
dedo. El resultado, desastroso para el estado de ánimo del Pueblo chavista ya
golpeado en el corazón por el fallecimiento de su Comandante en Jefe. Tampoco
la unidad del pueblo diverso y heterogéneo vive horas de algarabía. El
hegemonismo, la falta de humildad impide abrir espacios a los aliados, tan
chavistas como los militantes del PSUV y más necesarios que nunca a la hora de
sumar y contar votos, pero como se trata de algo mucho más complejo y
estratégico que las elecciones y es el tema de la Unidad Nacional, las actuales
conductas de la dirección formal del proceso parecen ir a contracorriente de
las necesidades del período y de las condiciones concretas de la lucha de
clases.
De otra parte, el nuevo rol de
los gobernadores tras el fallecimiento del Comandante, tiende a fracturar aún
más el amplio mosaico de fuerzas e intereses que fluyen al interior del PSUV.
Los gobernadores se han ido convirtiendo en poderes autónomos que deciden todo
no sólo a nivel institucional, sino político, partidario e incluso ministerial
a escala regional. La feudalización del PSUV se convierte en una nueva y enorme
amenaza para el objetivo estratégico de construir un partido revolucionario y
del bloque histórico de la Revolución bolivariana.
Las elecciones municipales de
diciembre serán expresión de una batalla política decisiva. La
contrarrevolución así lo entiende. El Imperio buscó resguardar a Henrique
Capriles Radonski evitando su sobreexposición y desgaste. Lo administra
mientras enfoca su campaña en el agotamiento social que ha provocado el ataque
económico. La derecha aguarda, tiene sus planes de desconocimiento y denuncia
de fraude si los resultados no son los que esperan, de lo contrario invocarán
los mismos como un plebiscito que puede llevar a la convocatoria insurreccional
mediante el artículo 350 y cualquier escenario sedicioso y desestabilizador.
Fin de año luce movido y
peligroso. Si no se revierte el repliegue del pueblo chavista (retomar la
ofensiva popular mediante el protagonismo, la defensa y respeto de la
diversidad, la movilización y la extensión real del poder popular), sino se
enfrenta con medidas de izquierda y progresistas el ataque económico (impuestos
progresivos, como sobre la renta, sobre el consumo suntuario, control efectivo
sobre el capital financiero, se refunda y reconduce PDVSA, aumento drástico de
las reservas internacionales y en particular de las reservas líquidas) sino se
enfrenta resolución y eficiencia el desabastecimiento, la especulación y la
escasez (aumento sanciones penales para los infractores, expropiación y
nacionalización en casos de recurrencia), sino se fortalece el vínculo
entre Gobierno-Pueblo-FANB, ponemos en altísimo riesgo el futuro inmediato de
la Revolución bolivariana y en peligro estratégico el proyecto histórico
chavista.
… Continuará...
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